Verklärte Nacht
Richard Dehmel
Zwei Menschen gehn durch kahlen, kalten Hain;
der Mond läuft mit, sie schaun hinein.
Der Mond läuft über hohe Eichen;
kein Wölkchen trübt das Himmelslicht,
in das die schwarzen Zacken reichen.
Die Stimme eines Weibes spricht:
Ich trag ein Kind, und nit von Dir,
ich geh in Sünde neben Dir.
Ich hab mich schwer an mir vergangen.
Ich glaubte nicht mehr an ein Glück
und hatte doch ein schwer Verlangen
nach Lebensinhalt, nach Mutterglück
und Pflicht; da hab ich mich erfrecht,
da ließ ich schaudernd mein Geschlecht
von einem fremden Mann umfangen,
und hab mich noch dafür gesegnet.
Nun hat das Leben sich gerächt:
nun bin ich Dir, o Dir, begegnet.
Sie geht mit ungelenkem Schritt.
Sie schaut empor; der Mond läuft mit.
Ihr dunkler Blick ertrinkt in Licht.
Die Stimme eines Mannes spricht:
Das Kind, das Du empfangen hast,
sei Deiner Seele keine Last,
o sieh, wie klar das Weltall schimmert!
Es ist ein Glanz um alles her;
Du treibst mit mir auf kaltem Meer,
doch eine eigne Wärme flimmert
von Dir in mich, von mir in Dich.
Die wird das fremde Kind verklären,
Du wirst es mir, von mir gebären;
Du hast den Glanz in mich gebracht,
Du hast mich selbst zum Kind gemacht.
Er faßt sie um die starken Hüften.
Ihr Atem küßt sich in den Lüften.
Zwei Menschen gehn durch hohe, helle Nacht.
La noche transfigurada
Richard Dehmel
Dos personas caminan por la pelada, fría arboleda;
la Luna los acompaña, ellos la contemplan.
La Luna viaja sobre los altos robles;
ni una nube obscurece la luz del cielo,
hacia la que suben las negras copas de los árboles.
Una voz de mujer dice:
Llevo en mi seno un niño y no es tuyo;
en pecado camino junto a ti.
Profundamente he delinquido contra mí.
Ya no creía en la felicidad
y tenía un gran anhelo
por una vida fructífera, por la felicidad
y la responsabilidad de ser madre; así que me atreví
y, trémula, dejé que mi cuerpo
abrazase un extraño
y quedé encinta de él.
Ahora la vida se ha vengado,
ahora que te he encontrado.
Ella avanza con torpe paso.
Mira hacia arriba: la Luna los acompaña.
Su obscura mirada se inunda de luz.
Una voz de hombre dice:
Que la criatura que has concebido
no sea una carga para tu alma.
¡Oh, mira, con qué fulgor brilla el universo!
En todo hay un resplandor;
estás conmigo a la deriva en un frío océano,
mas una especial tibieza flamea
de ti hacia mí, de mí hacia ti.
Esto transfigurará al hijo del otro;
por mi lo llevarás, desde mí;
me has traído el fulgor,
de mí mismo has hecho un niño.
Él abraza las robustas caderas de ella.
Sus hálitos se mezclan en la brisa.
Dos personas caminan por la elevada, clara noche.
Os dejo la música programática escrita por Arnold Schoenberg sobre este poema de Richard Dehmel. Es la versión original para sexteto de cuerdas (el mismo autor escribió una versión para orquesta de cuerda que es quizá la más popular). La interpretación es del Schoënberg Ensemble.
2 comentarios:
Que maravilloso post! muchisimas gracias por este material, es magnifico!
Gracias por la traducción!
Hace tiempo que busco una, sin lograr encontrarla...Conmovedor Dehmel y revolucionario Schoënberg...gracias otras vez!
Casiopea Boreal
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