martes, 31 de marzo de 2009
Rosemary Clooney
lunes, 30 de marzo de 2009
Gottfried van Swieten
Me resulta más enternecedora la relación que mantuvo con Mozart. Van Swieten familiarizó a Mozart con la música de Bach y Haendel, que no conocía. Este hecho nos puede resultar extraño, pero no lo era en una época en la que la música era un objeto de consumo: hoy se componía y mañana se estrenaba, si tenía éxito quizá se repetía algunas veces, pero siempre era arrollada por la siguiente novedad.
Van Swieten cambió el curso de la Historia de la Música, pero lo hizo de una manera suave: inoculó en el cerebro de Mozart el interés por el estilo contrapuntístico sin el cual no habrían llegado hasta nuestras manos obras como el Réquiem o esta pequeña maravilla que os dejo más abajo. Es el Adagio y Fuga en Do menor KV 546, grabado por Saint Martin in the Fields con Neville Marriner. Una obra que recuerda a Bach en sus oberturas francesas, con todo el dramatismo e intensidad pero con otra sonoridad, no comedida sino absolutamente desatada.
También os dejo un ejemplo del contrapunto en la obra de Beethoven: su Gran Fuga op. 133. por el Cuarteto Alban Berg.
jueves, 26 de marzo de 2009
Variaciones Enigma
Cualquiera de los asistentes al concierto del 19 de Junio de 1899 en Londres, dirigido por Hans Richter, debió quedarse sorprendido. Se estrenaba una obra de Edward Elgar, la primera gran obra sinfónica del compositor, prologada por él mismo en el programa de mano de la siguiente manera: "No explicaré el enigma. Su `oscuro decir´ debe permanecer inimaginado y les advierto que la aparente conexión entre las variaciones y el tema a menudo es de la textura más sutil; además, a través y por encima de todo el conjunto va otro tema más grande, pero no se ejecuta... De manera que el tema principal nunca aparece, igual que en algunos dramas recientes [...] el personaje principal nunca está en el escenario".
A partir del estreno de la obra, que le dio fama dentro y fuera de Inglaterra, comenzó la investigación del enigma que Elgar planteaba en el programa de mano. Puedo imaginar la curiosidad de los aficionados y estudiosos británicos, investigando todo lo investigable para conseguir resolver el acertijo, pensando horas y horas en el críptico enigma, y luego capaces de preocuparse por el color de su próximo traje de tweed mientras se cobijan de la lluvia en el club con las cortinas echadas, la pipa cargada y una copa de sherry. Sherlock Holmes y su Stradivarius debían estar ocupados.
Algunos estudiosos plantearon que lo que Elgar llamaba "tema" no era una melodía sino más bien una idea de programa o bien filosófica. Los amigos de Elgar lo negaron (les contó a tres de sus camaradas el secreto del misterioso tema subyacente, secreto que se llevaron a la tumba). Hacia el final de su vida Elgar admitió que el tema "era tan famoso que resultaba extraño que nadie lo hubiera descubierto". Debido a esta afirmación muchos músicos empezaron a encontrar temas de Mozart, Wagner, Chopin; o canciones populares como God Save the Queen, Pop Goes the Weasel, entre otras. Quizá Edward Elgar tenía el suficiente humor inglés corriendo por sus venas como para gastarle una broma al destino, a la Historia, y no ocultó en su obra ningún tema. Nunca lo sabremos y es mucho mejor así. Ventanas abiertas.
Musicalmente la obra es un tema llamado evidentemente Enigma seguido por 14 variaciones sobre ese tema, cada uno de ellos dedicado e inspirado en personas de su entorno: su esposa, sus compañeros del trío de cuerdas, sus amigos, etc... Cada variación se antecede por unas siglas que corresponden a cada personaje y Elgar se retrata en la última variación como E.D.U., "Edoo", como su esposa lo llamaba cariñosamente.
Le Moulin de la Galette-Renoir
Personalmente es una de mis obras favoritas como espectador, de arriba abajo: de gran intensidad lírica, ágil cuando quiere, emotiva hasta el límite. Me lleva de principio a fin con fluidez, sin saltos: esta obra hace conmigo lo que quiere.
Como músico he tenido la suerte de poder tocarla en algunas ocasiones y me encantaría poder expresar la sensación de estar dentro de esta obra, observando de cerca como la maquinaria de la orquesta funciona, con la plácida hipnosis con que se puede observar durante horas la maquinaria de un reloj.
Os dejo aquí la versión de la Royal Philarmonic Orchestra con Norman del Mar como director.
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Le dedico este post a O.E.F., a la manera de Elgar, para que lo disfrute de principio a fin. Para que recuerde que, de la misma manera que las frases empiezan por mayúscula y acaban en punto, la música nace del silencio y en él muere.
miércoles, 25 de marzo de 2009
El Arte de la Fuga
Aquel profesor no pretendía formarnos como especialistas del análisis musical. Como él decía, sólo pretendía "abrir ventanas", encender curiosidades, facilitar la voluntad de querer ver más allá.
Manuscrito del incompleto último contrapunto
Bach ya era cuando escribió esta obra "El viejo Bach", objetivamente anciano y sobre todo desfasado estilísticamente: a mediados del siglo XVIII el pre-clasicismo era el estilo dominante pero Bach seguía llevando el viejo estilo, el artificioso barroco, el contrapunto complejo, hasta su máxima expresión, como alguien a quien nadie mira y por eso se puede permitir hacer lo que sabe; aunque no le guste a nadie, aunque todos vivan ya en el nuevo mundo. Y Bach se queda atrás, como último guardián del viejo mundo, del viejo estilo.
Lewis Thomas, físico y ensayista americano, cuando le preguntaron qué mensaje lanzaría a una posible civilización extraterrestre, contestó algo así como: "Mandaría las obras completas de J.S. Bach, pero eso sería fardar".
Dejo aquí una versión que me gusta mucho y me acompaña desde hace muchos años. Es Reinhard Goebel dirigiendo Musica Antiqua Köln. Es magnífica y con instrumentos originales, aunque esta música sonaría genial en cualquier grupo instrumental.
Cualquiera puede abrir las ventanas.
martes, 24 de marzo de 2009
¿Por qué?
Cualquiera:
(De cual y quiera, de querer).
1. pron. indef. Una persona indeterminada, alguno, sea el que fuere. U. t. c. adj. indef.
2. f. Mujer de mala vida.
ser alguien un, o una ~.
1. loc. verb. Ser de poca importancia o indigno de consideración.
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Amo el contenido de mi trabajo y a eso quiero dedicar este blog, a la música como la ama un músico. Uno cualquiera.