miércoles, 22 de julio de 2009

La tormenta perfecta

Es época de tormentas veraniegas. ¡Ésta no asusta!

domingo, 19 de julio de 2009

Bendito insomnio. Variaciones Goldberg


Esta es la primera de las grandes obras contrapuntísticas que J. S. Bach compuso hacia el final de su vida. Después vendrían La ofrenda musical, las Variaciones Canónicas Von Himmel hoch y El Arte de la Fuga(http://serunmusicocualquiera.blogspot.com/2009/03/el-arte-de-la-fuga.html)

Tiene el número de registro BWV 988 en el catálogo del autor.

Según el biógrafo de Bach, Johann Nikolaus Forkel, la obra fue encargada por el Conde Hermann Carl von Keiserlingk para que el clavecinista que trabajaba para él en Dresde lo entretuviera durante sus largas noches de insomnio. El clavecinista en cuestión se llamaba Johann Gottlieb Goldberg, y a él se debe el sobrenombre con el que se conoce la obra.



La obra es una maravilla y ha sido utilizada en multitud de ocasiones en el cine. Mi preferida es esta, la del caníbal gourmet, que vela armas mientras escuha el Aria que da comienzo a la obra.



Os dejo unas cuantas versiones, para que las disfrutéis, o para que os entretengan, como al conde, en alguna noche de insomnio.


Al piano por Glenn Gould

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Con guitarra por Kurt Rodarmer.

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Para Trío de cuerda (Rachlin, Imai, Maisky)

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Parte II-http://www.megaupload.com/?d=HVV5PHQE

jueves, 16 de julio de 2009

Con las ventanas abiertas, por el fresquito.


La inmovilidad del aire, la sensación de respirar calor, el sol abrasador sobre la piel, que parece haber olvidado la capacidad de sentir otra cosa que no sea calor, el sudor permanente, el mal humor de la gente, un coche sin aire acondicionado y con asientos fabricados para largos inviernos, el tiempo inmóvil, los días eternos. Odio el calor, queridos visitantes.

Pero lo odio mucho y en todas sus variantes (seco, húmedo, diurno y nocturno) no sólo a un nivel físico: mi cerebro parece dedicarse a mantener las constantes vitales lo más estables posibles y poco más, mis pensamientos son más lentos y mi subconsciente se vuelve indolente y un tanto abúlico.

Por eso se agradece tanto el fresquito, siempre que no sea ese frío de nevera de El Corte Inglés, que es un bálsamo momentáneo que sólo sirve para padecer en verano enfermedades invernales en las que uno se hace consciente que esas glándulas de la garganta pueden no tener utilidad alguna, pero duelen.

Se agradece el fresquito de una ventana abierta al atardecer, que genera una corriente de aire que acaricia la piel, que recuerda al cuerpo que no todo el aire está caliente y que después del calor abrasador a veces llega la recompensa del fresquito.

Tuve un profesor de Análisis Musical hace tiempo que siempre decía que su pretensión pedagógica no era que nosotros, sus alumnos, fuéramos grandes especialistas en su materia, sino que pretendía "abrir ventanas" a nuestra curiosidad, crear la posibilidad de que miráramos más allá. He pensado estos últimos días en la frase de mi profesor, porque yo estoy haciendo exactamente eso, abrir ventanas.

Estoy participando en un espectáculo flamenco, y disfrutando de ello. Cuando uno, siendo músico, se dedica durante mucho tiempo a la misma cosa, en mi caso la música sinfónica, es como cuando uno no abre nunca las ventanas de una habitación: el ambiente se carga y hace mucho calor. ¡Hay que renovar el aire!

Esta experiencia, nueva a todos los niveles para mí también me permite compartir escenario con músicos excepcionales, llenos de sensibilidad, como es el caso de José Luis Montón, de cuyo arte os dejo un par de pinceladas.





Por el fresquito, con las ventanas abiertas.

martes, 14 de julio de 2009

Lola Touza Domínguez


Bach en Río

"No creo en la música como cultura, educación, ni siquiera como artificio para la diversión o para calmar los nervios, sino como algo de efecto más potente, místico y profundo. La música tiene este poder de comunicar, de curar y de ennoblecer, cuando se la hace parte de la vida y la conciencia del hombre.

Esta declaración de Heitor Villa-Lobos define perfectamente la actitud del compositor brasileño hacia la composición y aún más su estética personal.

Le fascinaban desde su infancia musical los músicos callejeros de Río de Janeiro. Entre los 18 y los 25 años viajó por Brasil recopilando, estudiando y escribiendo la música folclórica del país. Tras sus viajes quiso estudiar composición y violonchello, pero pronto se dio cuenta que la educación musical reglada no estaba hecha para él. Estudió por su cuenta, al principio con manuales franceses de composición y más tarde con las partituras de los grandes compositores. En esta época se arraigó en Villa-Lobos el amor por la música de Bach, a quien llamaba un "mediador entre todas las razas".


Y aquí os dejo la prueba, el ejemplo de fusión musical entre razas, siglos y culturas absolutamente dispares. Son las Bachianas Brasileiras nº 1, 2, 5 y 9. Dirige el propio Villa-Lobos a la Orquesta Nacional de la Radio de Francia con Victoria de Los Ángeles.