lunes, 14 de septiembre de 2009

La dieta de los alcaldes

Mi operador de televisión por cable acaba de cambiarme sin previo aviso la CNN por un canal llamado VIAJAR. En principio no tengo nada en contra ya que no me encuentro entre los españoles, envidiados insanamente por mí, que cuentan entre sus saberes el conocimiento del idioma inglés, y por tanto la edición extra-norteamericana de la CNN no me aportaba mucho, si acaso un cierto tedio y una secreta mala conciencia por mi ignorancia.

El caso es que ayer estaba auditando el nuevo canal televisivo y me dejé llevar por un programa en el que un viajero inglés, un hermano antropomórfico de Michael Moore pero en hedonista, viajaba desde Londres hasta Glasgow por carreteras secundarias, eso sí, en un precioso Jaguar descapotable de los años 50.


Una de sus primeras paradas, que son el sabor de los viajes sin prisa, fue en un pueblo llamado High Wycombe, un lugar precioso con todo lo necesario para justificar el cliché de la Inglaterra rural: sus casitas bajas con adornos de madera, sus grises piedras normandas, sus vecinos rojigualdos, su pub con techo de paja. El programa nos explica una tradición que hay en este pueblo. Isaac Asimov en El libro de los Sucesos explica así esta tradición:

Capítulo 64 Reglas, leyes y costumbres extrañas

La población de High Wycombe, en Buckinghamshire, Inglaterra, conserva una costumbre multisecular llamada « ceremonia del peso ». A principios de mayo se procede a pesar al alcalde de la ciudad, a la alcaldesa, al suplente del alcalde, a la esposa del suplente, al secretario del Ayuntamiento, a la esposa del secretario del Ayuntamiento y a los concejales de distrito que representan los barrios que están dentro de los límites de la ciudad, a fin de averiguar si han engordado a expensas del erario público. (Al subir Cromwell y los puritanos al poder prohibieron la ceremonia en el siglo diecisiete, pero fue restaurada en el siglo diecinueve). La máquina actual para pesar fue donada por un verdulero. Consta de un asiento de satín rojo suspendido de una carátula graduada situada encima de él, con un resorte como resistencia. Todo está suspendido de un gran trípode de bronce y se le conoce como « báscula de jockey ».




Así que una vez al año, a principios de Mayo, el alcalde y parte de la corporación municipal se exponen al escarnio público de sus conciudadanos si resulta que la prueba empírica de su gordura demuestra que se han aprovechado de su puesto. Y realmente lo hacen: hoy en día el juicio-pesaje es casi una atracción turística y muchos vecinos se visten de época. Se toman muy en serio su papel y si el alcalde pesa más que el año anterior no sólo le abuchean sino que le arrojan varios tipos de hortalizas que, con puntería, pueden resultar dolorosas.



Después de conocer esta "fiesta de la democracia" (uno de los pocos lugares donde un político se expone realmente a la opinión de la tan manida ciudadanía), el pueblo me fue gustando más y más y me puse a investigarlo. En su tradición democrática no sólo está está este magnífico ejemplo: fue el primer pueblo de Inglaterra que tuvo una mujer como alcaldesa. http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/blanco.y.negro/1908/11/28/027.html
(os recomiendo vivamente este enlace: el estilo del suplemento del ABC en 1908 es para ponerlo en un museo y la explicación "darwiniana" del origen de las razas no tiene desperdicio).



Yo quisiera hacer una propuesta al noble pueblo de High Wycombe: ¿Por qué no hacer un servicio internacional de pesaje de políticos? Así cada pueblo, ciudad o región podría enviar a sus dirigentes a demostrar su honradez en la romana sin necesidad de saturar sistemas jurídicos (más kilos, más corrupción) y convertir así el hermoso High Wycombe en símbolo de la honradez de los servidores públicos, se podrían hacer viajes organizados y con el paso del tiempo es seguro que haría falta un aeropuerto internacional y probablemente un parque temático.



Yo pongo mi granito de arena y apunto en la lista de políticos para enviar al pesaje a un par de buenos ejemplares.





Vicente Álvarez Areces- Presidente del Principado de Asturias



Román Antonio Álvarez-Concejal de Cultura del Ayuntamiento de Avilés

Aunque realmente si la romana la cedió un verdulero no sé yo si servirá para políticos de este peso, peso político, se entiende.

2 comentarios:

Julia dijo...

Muy chula la historia... y hace tiempo que a Areces es mejor saltarlo que rodearlo.

sph dijo...

Revientan la romana!!!!