jueves, 14 de mayo de 2009

Porgy & Bess - George Gershwin

Tiempo atrás fue una escuela, y el nombre del profesor que allí enseñaba a los niños le dio nombre a este lugar cuando se convirtió en un bar. Un retrato del viejo profesor nos observaba, severo, colgado en lo alto de una pared. Pasé mucho tiempo en este bar. Tanto que, medio en broma medio en serio, puse que este era mi domicilio en el formulario de inscripción de la biblioteca local; lo cierto es que en algún tiempo era más fácil encontrarme aquí que en cualquier otro sitio y, junto a facturas, albaranes, cartas del banco o del seguro y demás correo propio de un bar, aparecían cartas de la biblioteca a nombre de un señor que era yo.

A veces los bares y las escuelas comparten una función pedagógica. Fue en este lugar donde aprendí a jugar al billar, al ajedrez, a las cartas, y también a charlar sobre nada en particular durante horas y horas. Horas y horas con amigos fugaces o eternos. Paredes de piedra, techo diagonal, microclima húmedo, música en directo, dibujos, teatro; se echa de menos.

Esta taberna, cuya clientela habitual conformaba un genial carnaval permanente, también abrió mis orejas a otros tipos de música en las que nunca había puesto mi atención. El dueño del bar es un gran aficionado al jazz y poco a poco me fue metiendo el veneno en un quid pro quo en el que yo le envenenaba con Beethoven. Escuchamos con un grado de atención variable entre ruido y charla tantas veces la Sexta de Beethoven o la Obertura de Egmont como Ascenseur Pour L'Échafaud de Miles Davis o a Oscar Peterson o al Dave Brubeck Quartet.

Pero por encima de todo estaba esta música que os dejo hoy aquí.


George Gershwin compuso esta ópera "negra" a principio de los años 30 del pasado siglo. Se basaba en la novela Porgy de DuBose Heyward, y en la pieza teatral del mismo nombre. Los textos de la obra final son de Ira Gershwin (hermano de George) y de Heyward, autor de la novela y de la obra teatral junto a su esposa Dorothy. Es una especie de ópera folclórica del sur de los Estados Unidos y, tanto en los textos como en la música, utiliza referencias idiomáticas de la cultura negra de los Estados Unidos. En su estreno en Nueva York en 1935 todo el reparto estaba formado por cantantes negros.

La historia se desarrolla en Charleston, Carolina del Sur y narra la historia de Porgy, un inválido que trata de rescatar a Bess de su proxeneta Crown y de un traficante de drogas: Sportin´Life.

Si no la conocéis, escuchadla, es mucho más que el archiconocido Summertime.


La versión con Ella Fitzgerald y Lois Armstrong es un clásico y una referencia, pero no sólo son sus voces y la trompeta de Louis, la orquestación es genial, te lleva, está llena de energía y dulzura: es una maravilla.

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El día que cerró el bar del que os hablaba al principio, el dueño, que ya a estas alturas era amigo, me llevó aparte y me regaló la copia de este disco que tantas veces habíamos escuchado juntos. Toni, por si lees esto, debes saber que lo guardo aún hoy y que lo sigo disfrutando todavía. Gracias, desde el palomar.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo también sigo teniendo unas bolas de billar que nunca he usado y un espejo de cerveza. Es lo único físico que conservo de este bar aunque no vale nada en comparación a los momentos vividos.

Yo, en este bar, también aprendí algo, aprendí a volar.

MILANA BONITA

Marcos dijo...

Tu guardas Porgy & Bess.

Milana Bonita, un espejo y unas bolas de billar.

Yo, una cajetilla de Chester que tiene casi catorce años, un monton de posavasos de cerveza que empiezan a amarillear y alguna servilleta garabateada.

Para vosotros fue un café con nombre de maestro que enseñaba las cuatro reglas.

Para mí, Abadía, Dulcinea, Spass, ca´Beleño, Café de Riego,..

Los bares donde empezamos a vivir. Otro tiempo. Días sin final.

Abrazo.

GLÒRIA dijo...

Buscaba esta versión de Porgy and Bess y, gracias a tí, ya la tengo. Voy a escucharla, cerraré los ojos y me sentiré en un bar.
Saludos!

Cualquiera dijo...

No hay mejor sitio para escucharla.