A mí me ocurre, no sé si es general, que cada vez que vuelvo a Madrid a trabajar (lo hago en largos períodos desde hace dos años) me vuelvo a sentir como algún personaje de Paco Martínez Soria, con su gallina atada con un cordel, su maleta de cartón, su boina calada y su desconcierto en la Puerta del Sol. Cada vez la sensación dura menos días, pero la sigo sintiendo.
Evidentemente no soy de Madrid y, como mucha gente de mi región, trabajo allí durante gran parte del año. ¡Cómo se siente la distancia! ¡La nostalgia nace y muere durante los viajes! Y de la distancia, de la longitud quisiera hablar hoy.
En primer lugar la distancia es la que te separa de tu casa, en mi caso se traduce en horas de viaje, atravesar una de las dos Castillas y un poco más. Durante el trayecto ya estás en Madrid, porque las partículas que te acompañan por las arterias que son las autopistas ya son Madrid, saben a dónde van y así se comportan, como si su vida y la de sus familiares más cercanos dependieran de adelantar al siguiente coche en 20 segundos, o que entrar o no entrar antes que tú en la siguiente incorporación fuera la última oportunidad de alcanzar la felicidad eterna. Te sientes pequeño.
Después llegas, y la distancia ya no se mide como lo aprendiste. La distancia entre dos puntos se transforma en tiempo y desgaste nervioso. Te sientes pequeño. El mismo trayecto puede durar 5 minutos ó 1 hora y media en cualquier medio de transporte y como peatón la distancia se mide en estaciones de metro.
Poco a poco te acostumbras, aprendes y repites los ritos, te mimetizas con el ritmo de la ciudad y, cuando vuelves a casa, necesitas una aclimatación para poder "ser" la persona que echas de menos "ser". Esta es la base del desarraigo que, sin duda, te hace sentir pequeño.
Pero esta última semana he descubierto un esotérico secreto a voces que yo desconocía: en Madrid no se utiliza el Sistema Métrico Decimal para todo. Ya sé que quizá sois incrédulos con este tema, pero me podéis creer. Yo vivo de alquiler y esta semana ha sido la primera vez que me he tenido que enfrentar a la búsqueda de vivienda, y en este sector (el alquiler de pisos) se usa el Sistema Británico: no puede ser de otra manera. El problema es que los editores de texto en España no tienen los símbolos británicos para expresar estas medidas, así que, por redondeo (concepto ladrón) se adaptan a las medidas internacionales.
Lo que consideramos un metro cuadrado no lo es, es una yarda cuadrada, con lo que un estudio coqueto en un ático de 40 metros cuadrados equivale a -un agujero inmundo de- 30 metros cuadrados reales, ya que los primeros eran yardas. 1 metro tiene 3 y pico pies y cada pie se divide en doce pulgadas. Hay que aprender y manejar estos valores para interpretar los tamaños de las viviendas de alquiler, si no podrías caer en el error de creer que 35 metros cuadrados son 35 metros cuadrados, cosa muy alejada de la realidad y que da mucha risa por la Villa y Corte.
Y esto no puede ser de otra manera, porque la alternativa sería que un negocio tan extendido y rentable es una mentira continua.
Lo malo de este Sistema Británico es que sólo funciona en Madrid, en cuanto sales de la ciudad se acabó, y es malo porque es mucho mejor estar a 298 (millas-kilómetros) que a 480 (kilómetros-millas) de casa. Te sientes muy pequeño.
1 comentario:
AMEN
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